Carlos A.Scolari (Perfil)
Cada tecnología en su tiempo. A medida que su desarrollo se acelera, los objetos digitales que usan los personajes nos permiten identificar la fecha de una producción o de un mundo narrativo con una precisión extraordinaria.
El Homo sapiens ha desarrollado la capacidad de identificar el género de una producción audiovisual con solo mirar un fotograma. Desde que existe el comando a distancia y la posibilidad de surfear los canales de televisión, fuimos optimizando nuestro aparato perceptivo hasta aprender a reconocer en un par de microsegundos si lo que estamos viendo es un western, una comedia, un documental o un thriller. Es más: después de haber visto miles y miles de películas y series podemos incluso identificar la década a la que pertenecen. Más allá de las grandes evidencias -una película muda o con encuadre fijo nos remite inmediatamente a la prehistoria del cine-, a menudo son los pequeños detalles los que delatan cuánto tiempo pasó desde su estreno. Más que Homo sapiens, somos Homo zapping.
En la escena final de La odisea de los giles, Fontana (Luis Brandoni) le ofrece un mate a Fortunato Manzi, el desagradable personaje exquisitamente interpretado por Andrés Parra. Algo tan simple como “compartir un mate” se convertirá en un motivo visual de la era pre-Covid. También un gesto tan natural como darle la mano a una persona a la hora de presentarse. Y ni hablar de abrazarse con amigos a los cuales no se ve desde hace mucho tiempo. Esos fotogramas delatarán que esa película o serie son un eco del pasado, de la Vieja Normalidad. El gesto de “dar la mano” viene de los tiempos antiguos, incluso hay registros prerromanos, pero se terminó de instalar en la Edad Media. Según cuentan los historiadores, servía para indicar que no se llevaban armas y como declaración de las intenciones amigables de los interlocutores. Los pactos también se cerraban con un apretón de manos (amicitiae dextram dedit). Anoche, al inicio de un horroroso partido de fútbol en un estadio vacío, vi como Lionel Messi saludaba a los árbitros y al otro capitán con un choque frontal de puños… por no hablar de los encuentros diplomáticos donde la articulación del brazo ejerce de zona amigable de contacto. ¿Se reconocerán las películas y series de la Nueva Normalidad porque sus personajes sellan los acuerdos a golpe de codazos?
En Argentina la gente se saluda(ba) con un beso. En España o Italia, la costumbre es(era) saludarse con dos. Cuando un argentino arriba(ba) a Europa, se queda(ba) sorprendido por el segundo beso que llega(ba) sin avisar, y cuando un europeo mediterráneo desembarca(ba) en la Argentina, se queda(ba) colgado esperando el segundo beso. Sí, todos estos gestos son parte del pasado. Pónganlos entre paréntesis por tiempo indefinido, sin fecha de caducidad. O directamente olvídense de ellos. Las películas y la series post Covid-19, como la vida misma, serán asépticas, harán un culto de la distancia de seguridad y permitirán a los espectadores del futuro identificar que se trata de una producción posterior al año 2020. El año de la peste.