La Ruta de la Yerba Mate (RYM), un producto turístico y cultural único en el mundo, ofrece a quienes visitan Misiones y Corrientes recorridos que los trasladan por establecimientos y también por la historia, la cultura y la gastronomía, con singulares experiencias.
Esta columna vertebral yerbatera argentina agrupa unos 250 emprendimientos, visitados por cerca de 200.000 turistas por año, quienes además se conectan con los principales atractivos misioneros y del norte correntino.
Son establecimientos familiares, granjas orgánicas, cooperativas y grupos industriales exportadores a gran escala, de los cuales cada vez se abren al turismo, incorporan gastronomía y hospedaje a sus actividades, y trasladan ese movimiento a los ámbitos turísticos tradicionales.
El turista que elige esta opción está interesado en conocer todo el proceso de la producción de yerba y participar en esas y otras tareas rurales, que se mueve por diversos circuitos e impacta en los sectores hotelero, gastronómico, de transporte, agencias de viajes, contrata guías, choferes y otros servicios.
“Cuando en 2005 pusimos en valor la Ruta de la Yerba Mate, en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, éramos 15 soñadores, y hoy somos una de las organizaciones multisectoriales más grande del país, y Misiones la declaró Patrimonio de la provincia”, dijo a Télam Alejandro Gruber, presidente de la Asociación RYM.
El jueves pasado, a instancias de este emprendedor; de la ex diputada y ministra de Trabajo misionera, Silvana Giménez, y del diputado Martín Cesino -quien presentó el proyecto- Misiones declaró a esta ruta “Patrimonio Cultural, Histórico, Turístico, Paisajístico, Productivo, Gastronómico e Industrial”.
Mediante esta declaración, explicó Gruber, la RYM “será tomada como política de Estado y el Estado será quien ayude a promoverla y ponerla a la misma altura y nivel que las Cataratas del Iguazú, los Saltos del Moconá, las reducciones jesuíticas de San Ignacio y todos los atractivos que están como política de Estado de la provincia”.
“También nos dará el impulso que necesitamos para lograr la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, que iniciamos en 2017 ante la Unesco”, agregó.
Gruber aclaró que ellos no crearon la Ruta de la Yerba, sino que la recrearon, ya que existió históricamente: “En 1645 arrancaba con una ruta de comercialización para abastecer a los pueblos guaraníes de las reducciones jesuíticas”, cuando “era el ‘oro verde’, que los jesuitas intercambiaban por metales preciosos en el Alto Perú”.
Sobre la época ideal para recorrer la RYM, precisó que está abierta al turismo todo el año, “pero si el turista quiere ver el proceso completo, la temporada es durante la zafra yerbatera, del 1 abril al 1 de octubre; de octubre a febrero o marzo, ven la molienda y envasado solamente”.
Los circuitos de la yerba mate pueden empezar en cualquiera de los accesos a la zona de producción de las dos provincias, desde Puerto Iguazú hasta los Esteros del Iberá, con todas las opciones que hay entre estos dos parques nacionales.
Los turistas pueden recorrer y observar las tareas, además de -en algunos casos- participar en el proceso de producción, y muchas estancias y localidades cuentan con museos y monumentos yerbateros o proyectan filmes con la historia de la actividad.
Gruber destacó que son muy requeridas las guiadas “a cargo de las personas más antiguas de cada lugar, los que trabajaron en la tarefa y la cosecha, aunque van junto a guías profesionales”
“Pero les gusta cuando interviene mucho el conocimiento y la sapiencia de alguien de ese lugar, con gente que habla de nacimiento alemán, inglés, guaraní”, por ser una región de inmigrantes y colonos, “o cuando les llevamos caciques guaraníes o historiadores locales”.
También les sorprende las posibilidades gastronómicas de la yerba mate, cuando les presentan platos con este componente, como carnes, mousses, pastelería, panes, licores y alfajores.
Como ejemplo, Gruber se refirió a la pizza: “La masa se hace con una reducción de mate cocido o yerba mate soluble, tomate cherry de Misiones, queso misionero o correntino, chips de mandioca frita rallada, gratinada con queso misionero y flambeada con licor de yerba”.
En Corrientes, una estancia ofrece carne marinada con yerba mate, al espolvorearla como si fuera orégano, algo que, aseguró Gruber, contrarresta el ácido úrico.
Al respecto, apuntó que la RYM tiene “más hoteles, bares, restaurantes y confiterías que cualquier entidad de Misiones”, que antes sólo ofrecían café o té al turista, pero ahora “a todos les decimos que tienen que tener al menos un producto del sector gastronómico y uno de bebidas en base a yerba mate”.
Esta declaración de la Legislatura de Misiones a la RYM se suma a la del Parlasur, como “Principal Ruta Alimentaria” y “Patrimonio Cultural” del Mercosur; del Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, como “Marca Argentina”, y de la cartera de Cultura nacional, que la nombró “Marca País, Marca Destino-Símbolo de la Cultura Productiva Argentina”.
Fuente: Télam