El buen momento que está atravesando el ciclo de la cadena yerbatera no es secreto para nadie.
A pesar de que el país está en crisis desde hace al menos dos años y (no crece desde hace casi 10), los números de producción, ventas, precios y exportaciones hablan de un sector que está firme y hasta puede considerarse una isla en medio de la malaria económica.
Y uno de los principales motivos es que el consumidor está ahí, fiel junto al mate. En las buenas y -mucho más-, en las malas. ¿Una muestra de esto? La facilidad con la que la industria yerbatera “gambeteó” la amenza del Covid-19, un virus cuya primera premisa clara fue: no compartir el mate. A un producto menos afianzado le hubiera generado un agujero debajo de la línea de flotación.
La Cooperativa Picada Libertad vuelve a la yerba
En este marco fue que una cooperativa histórica del centro de la provincia decidió subirse a este muy buen ciclo, al que productores e industriales se resisten en calificar como un “boom”. Un poco para no generar resquemores y otro poco para que no se genere la falsa idea de que está todo bien y no hay problemas de fondo que atender.
Se trata de la Cooperativa Picada Libertad, que viene arrastrando una fuerte crisis desde hace años, con número en rojos, asistencias recurrentes y problemas hasta para pagar la factura de luz.
Empecinada en apostar todo al té en los últimos años, la Cooperativa ahora decidió poner unas fichas en subirse de alguna manera al buen momento de la yerba y tras siete años de inactividad, reactivó su secadero de hoja verde. Lo hizo con un enorme esfuerzo financiero.
El gran desafío ahora será conseguir que los socios y otros productores, a quienes se les está garantizando un precio entre 6 y 8 pesos por encima del valor oficial de $20 del INYM. La cooperativa, con un enorme esfuerzo financiero de algunos socios, juntó un pequeño capital para poder pagar al contado a los productores. El resto lo irán generando con la venta de canchada.
La gran pelea en este momento en el mercado es por la hoja verde y la yerba canchada, que falta por todos lados. Clientes habrá, el desafío pasa por conseguir materia prima con una espalda financiera tan endeble como la de la castigada cooperativa.
El esquema cooperativa es ideal para este mercado. No es casualidad que cuatro de las diez yerbateras del top ten sean cooperativas: Playadito (2°), Piporé (8°), Cooperativa Mixa de Montecarlo, que produce Aguantadora (9°) y Andresito (10°). El esquema le permite a estas empresas financiarse con la materia prima que entregan los socios, que aceptan cobrar un poco después fortaleciendo una entidad que es de ellos.
“Gracias a Dios por fin tenemos una noticia positiva. Más allá de que el inicio va a ser difícil porque no tenemos financiamiento y toda la inversión para volver a trabajar en el secadero fue con fondos propios, de la cooperativa y los productores”, dijo a Economis, el Ricardo Szmandiuk, el gerente de la cooperativa.
“Tratamos de competir con los precios que paga el mercado por la hoja verde, entendemos y sabemos que no vamos a hacer una gran cantidad al principio”, señaló Szmandiuk.
La reactivación del secadero permite darle más trabajo al personal fijo que ya tenía Picada Libertad en la parte del té, lo cual ayuda a sostener el pago de esos sueldos.